Ángela Villón ha sido trabajadora sexual y activista por los derechos humanos de su comunidad en Perú durante casi 25 años. Según sus palabras, ha experimentado de primera mano la violencia contra las trabajadoras sexuales a lo largo de su actividad.
En 1996, después de haber sido golpeada por un policía, fue que comenzó su activismo. “No quiero que nadie más termine casi muerta como me pasó a mí”, dijo en un reportaje realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el VIH/SIDA (ONUSIDA).
La organización Miluska Vida y Dignidad fue creada por Ángela hace casi 30 años para buscar justicia para sus compañeras que han sido violentadas por las fuerzas públicas. “Fue la primera organización de trabajadoras sexuales en Perú, y su nombre es en honor a mi querida amiga Miluska, quien murió después de ser golpeada por uno de los policías”.
Personas Trans Población Vulnerable
En esos mismos años, Alejandra Fang, mujer trans, también fue encarcelada por desempeñar el trabajo sexual, y en una ocasión, un oficial de policía le exigió tener relaciones sexuales para ser liberada. “Fui forzada a tener relaciones sexuales porque, como mujer trans, no tenía alternativa. Como resultado de esa situación traumática, decidí convertirme en activista”, compartió Alejandra.
Al igual que Ángela, Alejandra también convirtió sus experiencias negativas en oportunidades para otras, para que nadie tuviera que pasar por las mismas situaciones. Luego se convirtió en parte de Casa Trans Zuleymi y ahora dirige la Organización Trans Feminista.
Según datos de la Defensoría del Pueblo de Perú, el 95.8% de las mujeres trans han sido víctimas de violencia, el 62.2% se dedican al trabajo sexual debido a la falta de oportunidades laborales y solo el 5.1% ha completado la educación secundaria.
Dada la situación de violencia contra las trabajadoras sexuales en Perú, las organizaciones lideradas por Ángela y Alejandra se encuentran entre las que están implementando un plan en colaboración con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables del Perú con el objetivo de abordar la violencia contra las trabajadoras sexuales en el país.
Esfuerzo Conjunto
Más de 100 elementos de policía ya han sido capacitados a través de cursos diseñados e impartidos por trabajadoras sexuales, tanto cisgénero como trans. En ese espacio se proporcionaron conocimientos sobre derechos humanos, estigma y discriminación, así como el papel esencial de los policías como garantes de la justicia para fomentar un enfoque basado en los derechos humanos en su trabajo en todo el país.
Además de coordinar un grupo de trabajo para combatir la violencia y promover los derechos de las trabajadoras sexuales con varias organizaciones locales y regionales, ONUSIDA también se ha asociado con la Defensoría del Pueblo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos del Perú y con representantes de la comunidad de trabajadoras sexuales para desarrollar un protocolo de asistencia legal y servicios de defensa a las trabajadoras sexuales.
Una Población Clave
Las personas trabajadoras sexuales han desempeñado un papel crucial en la respuesta efectiva al VIH a lo largo de las décadas de la epidemia. Sus contribuciones y activismo han sido fundamentales en varias áreas:
1. Promoción de la educación y prevención del VIH: Las trabajadoras sexuales han hecho un gran esfuerzo por difundir información precisa sobre prácticas de sexo protegido, uso del condón y acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva.
2. Defensa de los derechos y la igualdad: Han abogado por sus derechos humanos, incluido el derecho a la atención médica y la no discriminación. Han luchado contra el estigma y la discriminación relacionados con el VIH y han exigido un trato justo y equitativo.
3. Participación en la investigación y la toma de decisiones: Han participado activamente en la investigación sobre el VIH, proporcionando información valiosa sobre la dinámica de la epidemia y las mejores estrategias de prevención.
4. Reducción de la transmisión del VIH: Han promovido prácticas seguras en su entorno y han ayudado a reducir la transmisión del VIH al enfocarse en la prevención.
Por todo esto, es muy importante que las trabajadoras sexuales puedan desarrollar su actividad sin temor a la violencia, y menos la que puede provenir de las figuras de autoridad, como la policía.
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