Los abrazos son contagiosos, el VIH no: Rompiendo estigmas sobre el VIH y el Sida

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El VIH y el Sida son de los temas más significativos en la salud pública mundial, no solo por su impacto médico, sino también por las implicaciones sociales y culturales que lo rodean. A lo largo de los años, el lenguaje utilizado para describir el virus ha influido profundamente en cómo las personas lo perciben, abordándolo con empatía o perpetuando estigmas.

Existe una diferencia crucial entre “infección” y “contagio” en el contexto del VIH y el uso adecuado del lenguaje puede ser una herramienta poderosa para reducir el estigma asociado al virus.

Infección vs. contagio: Una distinción fundamental

La palabra “contagio” se asocia comúnmente con enfermedades que se transmiten de manera fácil y casual, como el resfriado común o la gripe. En contraste, el término “infección” hace referencia al proceso en el cual un agente patógeno invade el cuerpo y comienza a replicarse, lo que no necesariamente implica transmisión entre individuos. En el caso del VIH, la transmisión ocurre exclusivamente a través de fluidos corporales específicos: sangre, semen, fluidos vaginales y leche materna. Esto significa que no hay posibilidad de transmisión en interacciones casuales como abrazos, besos, compartir utensilios o convivir en espacios comunes.

Según Deivy Galvis Vásquez, National Manager del Programa de Pruebas Rápidas de VIH y Prevención de AHF, el uso erróneo del término “contagio” en relación con el VIH ha generado confusión y ha contribuido al estigma histórico hacia las personas que viven con el virus. Al asociar el VIH con una transmisión casual, se fomentó un miedo irracional, especialmente en las décadas de los 80 y 90, cuando el desconocimiento y el pánico generalizado sobre el VIH estaban en su punto máximo.

El impacto del lenguaje en la percepción social del VIH

El uso del término “contagio” para describir la transmisión del VIH ha tenido un impacto devastador en la percepción social del virus. En las primeras décadas de la epidemia, este lenguaje erróneo llevó a actitudes discriminatorias, incluyendo el rechazo de personas con VIH en espacios públicos, escuelas y lugares de trabajo. La idea de que el VIH podía transmitirse fácilmente con solo tocar a alguien alimentó un miedo colectivo, perpetuando mitos y desinformación.

Afortunadamente, con el avance del conocimiento médico, se comenzó a diferenciar claramente entre “contagio” y “transmisión”. Desde mediados de los años 80, organizaciones internacionales como la OMS y ONUSIDA lideraron esfuerzos educativos para explicar que el VIH no se transmite por contacto casual. Sin embargo, esta diferenciación lingüística ha sido más lenta en adoptarse en la sociedad en general.

El rol del lenguaje en la reducción del estigma

El lenguaje es una herramienta poderosa para transformar actitudes y comportamientos. Deivy Galvis subraya que cambiar la forma en que hablamos sobre el VIH es crucial para reducir el estigma. Por ejemplo, términos como “personas que viven con VIH” son preferibles a expresiones como “infectados” o “víctimas del sida”, que deshumanizan y perpetúan una visión negativa. Además, al explicar que el VIH se “transmite” y no se “contagia”, se elimina la idea errónea de que el virus representa un riesgo en interacciones cotidianas.

La elección de palabras precisas y respetuosas puede fomentar una visión más inclusiva y empática, promoviendo la aceptación y la integración de las personas con VIH en todos los aspectos de la vida social.

Por qué persisten los mitos

A pesar de los avances en la educación sobre el VIH, el término “contagio” sigue siendo utilizado erróneamente en algunos sectores de la sociedad. Esto refleja la persistencia de mitos, la falta de educación continua y la inercia cultural que mantiene conceptos desactualizados. Además, los medios de comunicación a menudo han reforzado estos errores, utilizando el término “contagio” en lugar de “transmisión”, lo que perpetúa el desconocimiento.

Este desafío pone en evidencia la necesidad de reforzar las estrategias educativas sobre el VIH, no solo para informar correctamente, sino también para cambiar actitudes profundamente arraigadas en la sociedad.

Un futuro libre de estigmas

Para construir una sociedad más inclusiva y comprensiva, es esencial continuar desafiando el estigma relacionado con el VIH a través de la educación, el cambio de lenguaje y la promoción de la empatía. Como señala Galvis, el lenguaje no solo refleja nuestra realidad, sino que también tiene el poder de transformarla. Al adoptar un enfoque basado en el respeto y la precisión, podemos desmantelar los prejuicios históricos y garantizar que las personas con VIH vivan con dignidad y aceptación.

En resumen, el VIH no es contagioso en el sentido casual de la palabra. Lo que sí debería ser contagioso es el amor, la solidaridad y el compromiso de educarnos y educar a otros para crear un mundo más justo. En esta época decembrina trabajemos juntos para decirle al mundo que los abrazos son contagiosos, el VIH no.

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